Nicolás Homar.

Nunca me había pasado que alguien me llamase para darme un último “adiós “. La entereza de Nicolás Homar ante la muerte responde a su manera de vivir, dando la cara, con principios y valores. Una persona sencilla, amigo de sus amigos, y con creencias maduras y sólidas.
Se me despidió un amigo, con naturalidad: “ Xisco esto se acaba, me queda muy poco tiempo, te llamo para despedirme, seguid luchando, sabéis que os quiero mucho… . Un jueves me dijo adiós por teléfono y el viernes me anunciaron su fallecimiento.

Aprender de la vida consiste en saber valorar las cosas sencillas, la naturalidad, el enorme saber de aquellos que anteponen siempre el ser personas a cualquier otro deseo. La humanidad como garantía de paz con uno mismo, y como única manera de convivir en paz con los demás.
Se nos fue un compañero, un socialista de pies a cabeza, un luchador, un militante de base, un marido, padre y abuelo de socialistas, el mejor organizador del día D.
Se ha ido Nicolás, pero nos deja la huella más valiosa, su capacidad de trabajar por sus ideales sin esperar nada a cambio, por puro placer de ser leal consigo mismo y con la tranquilidad que da el convencimiento de que uno ofrece lo mejor de sí mismo a los demás, con la firme idea de que su militancia era el mejor camino para lograr la convivencia y la igualdad en nuestra sociedad.
Adiós Nicolás, descansa en paz.